lunes, 15 de abril de 2013

Memorias de un gaucho urbano por Diego Casanova


Con tanto tiempo en el medio, puede que a esta altura la verdad y la imaginación ya se vistan igual como las mellizas de calle Cochabamba (odiadas por cierto). Era septiembre del 77. Mi vieja había viajado a Buenos Aires.  Era de madrugada y yo la esperaba en su cama. Vivíamos en San Nicolás  y con once años sobre esta tierra me había quedado dormido mirando fútbol, no me puedo olvidar el loco Gatti volando de palo a palo. Me dormí, llegó la vieja, me desperté y ahí estaba: funda negra, antigua Casa Nuñez, la emoción era como pa' llorar. Tenía una viola. Dos meses más tarde escribí (más bien robé) dos horribles canciones que hoy me acuerdo casi por completo. En el 78 fui al cine Rex que estaba del otro lado de Sabio Justo (al lado de donde ahora vive José que ya no vive al lado de un cine, si no de un templo evangelista)  y pasaron la película “Adiós Sui generis” y unos meses después la de Kiss.Camisa afuera, andar cansino y cara de drogado (no tomaba ni leche) pero algo se había movido y cómo.El profesor Palomo Gimanise decidió que en vez de examen había que subirse al escenario y tocar algo. Me subí y me encantó y creo que no me bajé más. Canté “Agnese” de Nicola Di Bari. Cuatro años después, ya con 16 años, fui al sótano de Asociación Cristina de Jóvenes, de calle Catamarca y Entre Ríos, a ver a Oasis y Hernán Vinson (algo así como un hermano mayor) y no me acuerdo bien si tocaba Hipocampo Rock también. El asunto es que cuando salí me dieron un volante de un festival de rock en el barrio La guardia dos semanas después. Lo espero a Hernán, salimos.                    
–Hernán tocas en la Guardia –Sí, ¿Querés tocar? –¿Yo? –Sí, vos, si vos tocas y haces canciones
–¿Y que voy a tocar? – Alguna canción tuya, están buenas, que se yo un Blues….Y allí fui.


Unión vecinal Barrio La Guardia. Ahí si que había rocanrol. Tocaban Dr. Merengue, Café 2000, Heman y un parque no me acuerdo. Y subí. Gordito, pelilargo, raya al medio y guitarrita. Un par de blues, algún tema de Herman y aguanté. Los convencí a los muchachos y le dí, le dí, le dí.
Después hubo tocatas en Albatros de calle Santa Fe, siempre tratando de aprender de los que sabían, los más grandes (Caburo, Herman, Charlie  Bustos, Adriana Coyle, el Negro Sánchez)
Un Anfiteatro a pleno, algunos recitales y llegó la hora de armar una banda. Y apareció Heman y la máquina de hacer Fly guitarra, bajo, dos baterías como dos años de hacer canciones y ensayarlas. Antes no se usaba tanto hacer covers. Uno cantaba sus propias barbaridades pero más allá de que hay gente que asegura haber ido a un concierto de Heman y la máquina de hacer Fly, la banda nunca subió  a un escenario.
Todavía el pelo estaba largo, pero los pantalones ya iban adentro del borceguí y me había empezado a enojar  con el mundo y lo que venía era bravo. 

Estábamos entrando en los años 80 y lo único que recuerdo con certeza (creo) es el enojo con el mundo y conmigo mismo y la pasión por los excesos (sexo, droga y punk rock). ¡Mamita que velocidad! Había que andar encrestados en esos primeros años de este asunto, y ahí estábamos, escupiendo viejas, golpeando guapos y poniendo en juego la vida misma por cosas que no estoy muy seguro que tuvieran sentid. Y así a las patadas con la puta life aparece la que creo fue la primer banda punk de la ciudad. En um momento se llamo Descontrol hasta que nos enteramos que en Baires había una banda de rock y mudamos a Celda 14 (número de la celda que ocupó un asesino desgraciadamente famoso, el general Camps en su detención) y anduvimos tocando un par de años. Hicimos bastante ruido y hasta alguien nos menciona en esos libros de historia del rock.


Creo que fue en el 87 que la banda se desarma y empecé a tratar de juntarme con músicos. Gente que supiera algo más que yo (para lo que no hacía falta mucho). Con la idea de ser el capitán del barco nace el Kapitán Casanova y los resultados de los experimentos del Dr Menguele* una linda bandurria con una fuerte actitud punk y detalles con perfume a champagne y conservatorio abandonado (pero no olvidado).
Con los resultados nos fuimos a Baires, no sé bien si a buscar algo o huyendo de algo, me inclino por lo segundo. Ahí, estuvimos todos mezclados, laburando con Los Twist, la Fabi Cantilo  el Flaco y todo lo que fuera un escenario. Grabamos algunas cosas en un estudio que tenía el Kay (tecladista de la Cantilo) y la piba hizo unas voces.
Anduvimos tocando un buen tiempo y después se pudrió por una cuestión de actitudes, no me pregunten qué año porque los 80 van todo junto (sólo sé que en el 87 nació Nika, mi hija).
Otra vez, tocando con Bam Bam armamos algo con el Flaco, pero al tiempo el Vasco se volvió para acá (a este altura ya había nacido Tomás, mi hijo, era octubre del 91). El Félix, bajista de los muertos, me dio el teléfono de Juan, Juancito, uno de esos tipos que vale la pena conocer, un amigazo. Pa adelante y a los gritos, así salimos a la cancha con los tapones de punta, volver a la fuente primate. De ahí a la nada, un par de años sin tocar, sin proyectos y escribiendo casi nada, terminé tirando cosas desde el balcón de un tercer piso en San Martín, Buenos Aires.



Me explotó el mate y en menos de dos meses (diciembre del 97, eso si me acuerdo) estaba viviendo en Rosario, pedazo de romance el que pegué con esta ciudad y a partir de ahí a la calle, camine bastante con Vercelli de los Scraps, intente ser algo así como el manager y terminé fundido, con una mano quebrada y un manojo de desilusiones y no aguanté más. Ya terminaba el 99.

Parte II: Rosario Smowing

Lo llamé al Vasquito y dijo sí, lo llame a Jack y dijo sí.
Nos juntamos una mañana en una sala que tenía en calle España casi Viamonte, – ¿Y qué hacemos?, dijo Jack, Pasáme algún tema tuyo.
–No papá hagamos otra cosa, empecemos algo nuevo.
El Vasquito al bajo tira algo y lo seguimos todos, pero con swing. Al Vasquito no le arrancaba el Citroen y llegó como una hora tarde, Jack agarró el bajo y no se lo dio más y allí estábamos Jack en bajo, el Vasco en guitarras, por la batería fueron pasando gente amiga para hacernos el aguante hasta que se sentó Carlos Luchesse  y le dijimos a Hamburguesa que tocara. Al  tiempo sin estrenar se fue Luchesse y entró Porrini, Hamburguesa lo llamó a Cagnone y Cagnone al Vlady y con ese plantel siete canciones y Bam bam salió a la cancha el jueves 13 de abril de 2000 la Rosario Smowing.
A la semana otro en el Caras y Caretas y el tercero en el mítico club Theyler de barrrio La Guardia. Después de un show terrible se van Hamburguesa y Porrini y un show de Picollini, producido por el Sebas (un tipo que ahora resulta ser nuestro manager) Jack me presenta a Silvestre, al piano y a la batería Cachorro Coronel.
Al toque se subió Fluck al trombón y grabamos el volumen 0, con tres temas, al tiempo le agregamos tres en vivo y fueron cinco canciones.Un día se murió el Vasquito, un día tan feo carajo, discutiéndole a los dioses, la situación me lleva a conocer a dos tipos Gabriel Coronel y Martín Tessa (bajo y guitarra entre otras cosas) dos tipos  para hacerse amigos, y así fue.Un mes antes de grabar se fue Cagnone y entró Sergio Peresutti inmediatamente rebautizado como Chuky. Con esa formación y muchas idas y vueltas de gente que pasaba por la orquesta  fugazmente se grabó el volumen 1. Y un año después lo editó el sello Ultra Pop (error que merece un capítulo aparte)
El disco salió el 17 de octubre del 2003, mi viejo se murió el 13.
Pa esta altura el Hugo se va a Europa, camino de ripio y el bondi aguanta, con Andrés no hubo feeling y llegó dieguito Picech a la batería. En un par de meses (verano de 2004) fundimos biela, se bajan dos, se fueron Vlady y Silvestre. Entró Jesús que le mete también al saxo y al violín y Lucas Polichisso piano y acordeón y aquí estamos. Disculpen si los aburrí con el chamuyo de la nostalgia. A mí me gusta eso de acordarme de las cosas con cuerpo y alma. 


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